La muralla de Girona es una de las atracciones más populares de la ciudad. Su estado de conservación es muy bueno y además te permite rodear prácticamente la ciudad en un paseo muy ameno y con unas vistas de toda la ciudad espectaculares.
Actualmente puedes acceder a la muralla de la ciudad desde diferentes puntos a lo largo del recorrido, aunque nosotros recomendamos que empieces por un extremo (o por alguna entrada cercana) y hagas todo el recorrido. Son solo 2 quilómetros y se recorren tranquilamente en una mañana. También es muy aconsejable salir en algunas de las entradas para visitar diferentes puntos de interés de Girona: el convento de Sant Domènec, actualmente sede de la facultad de letras de la Universidad de Letras de Girona o el jardín de la Francesa son algunos de los lugares que bien valen una visita. Ah, y si paseas con atención, seguro que podrás ver diferentes escritos árabes y otros dibujos gravados en la muralla.
Historia de la muralla de Girona
Si eres de los que les gusta conocer un poco más a fondo los lugares que visitas, a continuación, te explicaremos brevemente la historia de la muralla, desde su construcción hasta la actualidad.
La construcción de la muralla
La muralla fundacional se levantó en el siglo I aC por parte de los romanos. La población amurallada de Gerunda fue levantada en el marco de las guerras sertorianas para controlar las comunicaciones con el imperio a través de la Vía Heraclia, la que posteriormente fue llamada Vía Augusta. La muralla reseguía la orografía del terreno y comprendía dentro lo que más tarde fue la calle de la Força. Según algunos estudios, parece que se levantó encima de muros del antiguo poblado íbero.
El trazado original de la muralla de la ciudad romana se puede recorrer actualmente prácticamente en su totalidad. El baluarte de Torre Gironella conformaba el vértice superior y el punto más alto de la muralla de la ciudad y desde aquí bajaba hasta el patio de las Àligues y el convento de Sant Domènec hasta posteriormente llegar a la puerta del Correu Vell, en el inicio de la calle de la Força.
La muralla carolingia
La segunda gran reforma de la muralla fue en época carolingia (siglos IX-X). En este periodo, la ciudad de Girona estaba situada en la frontera entre el reino franco y los territorios árabes, por lo que se hicieron grandes reformas en las murallas de la ciudad. Se levantaron torres, se reforzaron los muros por dentro (duplicando su anchura) y se modificó el perímetro del sector norte. En el siglo XI se construyeron los castillos de Sobreportes y de Girona para proteger las dos entradas de la ciudad.
La muralla medieval
Durante el siglo XIV el gran crecimiento de la ciudad obligó a hacer modificaciones en la muralla. Por un lado, se consolidó la muralla existente que protegía la ciudad (la Força Vella) y se empezaron a construir nuevas fortificaciones para proteger también los núcleos urbanos que quedaban fuera de la muralla primigenia.
Actualidad
Desde su construcción, la muralla ha sufrido varios contratiempos, pero los dos principales han sido los derrumbamientos que ocurrieron en 1814 con el asedio de la ciudad por parte de los franceses y los derrumbamientos del siglo XIX para expandir la ciudad. Actualmente, la muralla de la ciudad es considerada bien cultural de interés nacional desde 1967 y se han hecho diferentes actuaciones para conservarla en el perfecto estado actual.
Ahora que ya conoces un poco mejor la historia de la muralla de la ciudad, solo te queda admirar su belleza en vivo. Si visitas la ciudad por primera vez, el paseo por las murallas es indispensable. Si repites visita a Girona, seguro que vuelves a disfrutar del recorrido de la muralla otra vez: pocos paseos son tan bellos.